domingo, 24 de marzo de 2013

¿Estaríamos dispuestos?


Recuerdo que, cuando estaba cursando el Profesorado de Inglés en el Lenguas Vivas, la profesora de "Methodology" nos introdujo a la utilización del “diario” como una herramienta pedagógica. Esta estrategia de trabajo resonó tan profundamente en mí, que varios años después la incorporé a mi “mochila” docente.

Un "diario escolar" es un espacio escrito en el que uno vuelca sus más íntimos pensamientos, sentimientos, experiencias y vivencias, sin temor ni peligro de ser juzgado o criticado. Casi como un diario íntimo - que no es leído por nadie más que por su autor -, el diario escolar sólo puede ser leído por el autor, o sea el alumno, y su docente, quien se compromete a no hacer ningún tipo de correcciones en su escritura ni en su contenido, a no divulgarlo, y a no juzgar, criticar ni ofenderse o enojarse por lo que allí se diga. Porque en el diario, el alumno puede expresar todo lo que siente y piensa sobre lo que le sucede en la escuela, con sus compañeros y también con sus docentes.

Sin embargo, para poder implementarse como una herramienta pedagógica, el docente debe estar capacitado para trabajar con los emergentes de su utilización.

¿Estamos preparados para “escuchar” lo que los chicos tienen para decirnos?

Por otro lado, ¿estamos preparados para escribir nosotros, docentes, un diario, con todo lo que ello implica? Porque es compartir abiertamente nuestros pensamientos y sentimientos (los positivos pero también los negativos) y nuestras experiencias docentes con sus aciertos y sus fallos, sin temor a ser juzgados o criticados (por supuesto que hablo de críticas negativas, porque las positivas ¡bienvenidas sean!). Piaget nos enseñó a trabajar a partir del error, pero… ¿estamos realmente dispuestos a aprender de nuestros errores? ¿Somos capaces de abrirnos de tal manera, sin temor a quedar expuestos ni miedo a la crítica? ¿Comprendemos que, de todos modos, aunque nos equivoquemos, podemos aprender de lo que otros nos puedan llegar a señalar, sugerir o simplemente “mostrar” a través de su manera de pensar?

Somos simplemente humanos, siempre perfeccionables. Tenemos muchos conocimientos, pues nos hemos capacitado. Pero podemos seguir aprendiendo de por vida y, como en cualquier situación de aprendizaje, podemos cometer errores y aprender a partir de ellos. ¿Estaríamos dispuestos a aprender también a partir de la reflexión acerca de nuestras propias prácticas docentes?

Sé que es difícil. Uno se siente “observado”, “evaluado”, “juzgado”. Sin embargo, puede ser un salto hacia el cambio que se necesita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario